miércoles, 13 de agosto de 2008

Síndrome de Diógenes

Ayer al mediodía fui a desmontar un armario de contrachapado bastante cochambroso al piso de mi hermana. Ella vive con su marido y mis dos sobrinos en un piso de 60 metros cuadrados, así que ya os podéis imaginar lo apretados que están, debo añadir que no ayuda el hecho de que allá por donde pases todo esté plagado de juguetes. Bueno, la cuestión es que fui a desmontar ese armario para llevarlo a casa de mis padres, donde yo aún vivo, porque mi madre tiene la obsesiva necesidad de acumular muebles antiguos, o que requieren de un buen rociado de mata-carcoma, y al estar ella y mi padre de viaje yo soy el encargado de satisfacer esos deseos.

Continuando con lo acontecido esa tarde en el piso de mi hermana, debo decir que ella y mi cuñado fueron muy amables al invitarme a comer. Y esto es prácticamente lo único bueno que se puede extraer del cumplimiento de los designios compulsivos de mi madre, la convivencia y coordinación con tus familiares para llevarlos a a cabo. Una coordinación no demasiado buena, por cierto, ya que debido a mi invitación para comer y a la vigilancia de sus hijos, mi atareada hermana se hizo un corte profundo en la pierna al topar con la puerta del horno, cinco puntos de sutura. Debido a eso, mi cuñado tuvo que llevarla al ambulatorio y posponer su hora de siesta para compensar la vigilia de la noche anterior y el turno intensivo de mañana en su trabajo. Una vez remendada la pierna de mi hermana, mientras mi cuñado dormía, fuimos a visitar a nuestra abuela, que vive por las cercanías, y entre pitos y flautas tocaron las seis de la tarde.

Ya de vuelta al piso, nos encontramos a mi cuñado vaciando el armario, algo enfadado con mi hermana puesto que él pensaba que ella ya lo había vaciado la tarde anterior, y como el piso tiene un espacio limitado y todo lo que se vaciaba del armario obstaculizaba más aún la circulación por éste, la tarea se alargó hasta las siete y media. Total, que me quedé a cenar y acabamos descargando el armario ya desmontado en casa de mis padres a las diez y media de la noche. Lo más gracioso es que mi hermana se ha quedado con un armario menos donde guardar todas las cosas que tiene desparramadas por su piso y mi madre tiene más armarios que objetos para guardar en ellos.

2 comentarios:

Tharkun dijo...

Dios mío, un día de estos vais a acabar teniendo un cisma familiar por culpa de los muebles viejos. Espero que tu hermana se encuentre mejor... y haya encontrado un sustituto para el armario. Reza porque no quiera deshacerse de algo más, tal vez acabes viviendo en su casa hasta que vuelvan tus padres!

Disjunto dijo...

No sería justo ocultar el hecho de que yo mismo acumulo basura en mi habitación y en el escritorio, pero al menos tengo claro que sólo es basura.
Supongo que soy un tipo desordenado y reñido con la limpieza, quizás esto es peor que padecer el síndrome de Diógenes.